La presencia del hombre en estas tierras se remonta hasta la Edad del Bronce, existiendo restos arqueológicos que así lo atestiguan.
El núcleo urbano en época musulmana se componía de la alcazaba, situada al norte, y del caserío, que se extendía hacia el sur ocupando toda la colina.
Las calles partían de las puertas principales, con manzanas irregulares, con grandes patios interiores y plazas encadenadas. Durante el periodo cristiano medieval (siglos XIV y XV) se reutiliza la ciudad árabe, se renueva el caserío intramuros, se reconstruyen las murallas, se transforma la vieja Alcazaba en un auténtico castillo señorial y se realizan obras en el Palacio Ducal.
Desde finales del siglo XV a principios del XIX, Marchena cuenta con varias puertas, que enlazan con los principales caminos de salida. Por el oeste, la Puerta de Sevilla actualmente conocida como "el Arco de la Rosa", que aun hoy se abre a una plaza triangular exterior, y de la que parten las calles que terminarán conformando el barrio de San Miguel. La Puerta de Morón, en el ángulo sur, ha llegado hasta nosotros envuelta en edificaciones. Su entorno exterior, la plaza hoy conocida como "los Cuatro Castillos" ha constituido un punto clave para el desarrollo del núcleo, por suponer el cruce de cuatro calles, dos de ronda exterior, otra coincidente con el camino de Morón y la cuarta de separación entre San Miguel y San Sebastián. Las puertas de Carmona, al noroeste, y de Osuna, al sureste, han desaparecido, aunque junto a esta última persiste un espacio de plaza, que origina a partir del siglo XVI el barrio de San Andrés.
En la actualidad, Marchena se asienta sobre dos colinas de similar altitud, unida por una vaguada por la que discurre el camino de Morón. Durante el siglo XVIII, se van ocupando las áreas de crecimiento exterior con palacios y casas de importante valor arquitectónico. En el área intramuros se construye la plaza de Arriba, de gran regularidad y dimensión, y donde se sitúa el viejo ayuntamiento y el desaparecido palacio de los Duques de Arcos.
En el siglo XIX comienza a decaer dicha plaza, desplazándose el centro cívico al entorno de la Puerta de Morón. El barrio de San Juan (a vieja ciudad intramuros) se abandona, potenciándose los barrios de San Miguel y San Sebastián. A finales de esa centuria, la construcción del ferrocarril, la mejora de las carreteras y la incipiente industrialización permiten una recuperación económica, que será la base del extraordinario desarrollo que se produce en la primera mitad del siglo XX. En estos años surge el llamado Camino de la estación, hacia el noroeste, eje ordenador de los asentamientos residenciales de los años 60. También se reordenan las grandes manzanas periféricas del barrio de San Sebastián y se construyen las nuevas barriadas Juan XXIII y de la Paz. En 1.960 se edifica un nuevo Ayuntamiento.
El casco histórico ha quedado localizado en el sector norte de la población, ya que los posteriores desarrollos urbanos se han orientado sobre todo hacia el oeste (barrio de San Miguel), suroeste (San Agustín), sur (Santo Domingo, San Sebastián) y sureste (San Andrés). Tal vez haya influido en ello el hecho de que la vía del ferrocarril discurra al norte, bastante cerca de la población.
Marchena fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1.966, destacando entre sus edificaciones de interés las iglesias de San Juan Bautista, San Miguel, San Agustín, San Sebastián, Santa María de la Mota, Santo Domingo y Santa Clara, los conventos de Santa Isabel, San Andrés y la Inmaculada Concepción, el recinto amurallado, el Palacio Ducal y la Cilla del Cabildo.
El núcleo urbano en época musulmana se componía de la alcazaba, situada al norte, y del caserío, que se extendía hacia el sur ocupando toda la colina.
Las calles partían de las puertas principales, con manzanas irregulares, con grandes patios interiores y plazas encadenadas. Durante el periodo cristiano medieval (siglos XIV y XV) se reutiliza la ciudad árabe, se renueva el caserío intramuros, se reconstruyen las murallas, se transforma la vieja Alcazaba en un auténtico castillo señorial y se realizan obras en el Palacio Ducal.
Desde finales del siglo XV a principios del XIX, Marchena cuenta con varias puertas, que enlazan con los principales caminos de salida. Por el oeste, la Puerta de Sevilla actualmente conocida como "el Arco de la Rosa", que aun hoy se abre a una plaza triangular exterior, y de la que parten las calles que terminarán conformando el barrio de San Miguel. La Puerta de Morón, en el ángulo sur, ha llegado hasta nosotros envuelta en edificaciones. Su entorno exterior, la plaza hoy conocida como "los Cuatro Castillos" ha constituido un punto clave para el desarrollo del núcleo, por suponer el cruce de cuatro calles, dos de ronda exterior, otra coincidente con el camino de Morón y la cuarta de separación entre San Miguel y San Sebastián. Las puertas de Carmona, al noroeste, y de Osuna, al sureste, han desaparecido, aunque junto a esta última persiste un espacio de plaza, que origina a partir del siglo XVI el barrio de San Andrés.
En la actualidad, Marchena se asienta sobre dos colinas de similar altitud, unida por una vaguada por la que discurre el camino de Morón. Durante el siglo XVIII, se van ocupando las áreas de crecimiento exterior con palacios y casas de importante valor arquitectónico. En el área intramuros se construye la plaza de Arriba, de gran regularidad y dimensión, y donde se sitúa el viejo ayuntamiento y el desaparecido palacio de los Duques de Arcos.
En el siglo XIX comienza a decaer dicha plaza, desplazándose el centro cívico al entorno de la Puerta de Morón. El barrio de San Juan (a vieja ciudad intramuros) se abandona, potenciándose los barrios de San Miguel y San Sebastián. A finales de esa centuria, la construcción del ferrocarril, la mejora de las carreteras y la incipiente industrialización permiten una recuperación económica, que será la base del extraordinario desarrollo que se produce en la primera mitad del siglo XX. En estos años surge el llamado Camino de la estación, hacia el noroeste, eje ordenador de los asentamientos residenciales de los años 60. También se reordenan las grandes manzanas periféricas del barrio de San Sebastián y se construyen las nuevas barriadas Juan XXIII y de la Paz. En 1.960 se edifica un nuevo Ayuntamiento.
El casco histórico ha quedado localizado en el sector norte de la población, ya que los posteriores desarrollos urbanos se han orientado sobre todo hacia el oeste (barrio de San Miguel), suroeste (San Agustín), sur (Santo Domingo, San Sebastián) y sureste (San Andrés). Tal vez haya influido en ello el hecho de que la vía del ferrocarril discurra al norte, bastante cerca de la población.
Marchena fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1.966, destacando entre sus edificaciones de interés las iglesias de San Juan Bautista, San Miguel, San Agustín, San Sebastián, Santa María de la Mota, Santo Domingo y Santa Clara, los conventos de Santa Isabel, San Andrés y la Inmaculada Concepción, el recinto amurallado, el Palacio Ducal y la Cilla del Cabildo.